No hace mucho, y gracias a unos inestimables amigos, visitamos las bodegas de Adernats en la localidad de Nulles, provincia de Tarragona. Esta bodega es pura historia, en donde un pueblo, gracias a su esfuerzo, sus ganas y su tesón, construyó una bodega por y para el pueblo.
La bodega, construida en 1917, y que el año pasado celebró su centenario, fue diseñada por el arquitecto Cèsar Martinell i Brunet y es fruto de la unión y el esfuerzo común. Tras la llegada del temible parásito, la Filoxera, que acabó con todas las plantas a finales del siglo XIX, la viña encaminó su futuro más negro. La creación del Sindicat Agrícola de Nulles permitió la creación de una bodega de estilo modernista que a fecha de hoy, todavía sigue siendo un referente, tanto en su construcción, como en sus estilos de vinificación.
Como diría Nieves Consconstrina, veamos como y porqué la construcción de este edificio, le ha permitido llamarse «la catedral del vino». Su arquitectura se basa en tres grandes principios, la funcionalidad, la tradición y la utilización de soluciones estructurales. La utilización de materiales baratos, resistentes y provenientes del entorno, fue uno de los factores fundamentales a la hora de su construcción. La la cal, la arcillla de le entorno, permitieron la construcción del edificio, construyendolo en estilo modernista.
La utilización del arco párabólico o arco peraltado con parábola, permitió la construcción de espacios amplios, funcionales y que, le añadían una estética realmente increíble. Con estos arcos lo que se consigue es un máxima altitud, redistribución del peso sobre los arcos y la abertura de grandes espacios abiertos en su interior y en la base de las paredes, permitian una máxima aireción y recirculación del aire de forma natural para conseguir una temperatura media de unos 14/15º, haciendo que sea un espacio fresco en verano y cálido en invierno.
La viña se considera básica, y el terroir es lo que da esencia a la bodega. Ultimamente se ha convertido en un slogan muy manido, pero la calidad y la pasión por un oficio, es el que han conseguido, que sus vinos y cavas sean de una calidad excelente. Básico es conocer el clima y el terreno, ya que con eso, se podrá construir unos vinos únicos que expresarán territorio.
Las variedades que se cultivan principalmente son Macabeu, Xarel.lo y moscatell. Aunque también se cultivan otras como son la Parellada, el Chardonnay, el tempranillo y el Merlot. El terreno es arcillo-calcáreo, con una pluviometría muy baja, lo que lleva a las plantas a un punto de stress hídrico realmente grande.
Fruto de esta actividad, de ímpetu y de las ganas de hacer unos grandes vinos, el resultado son estas joyas que podeis probar y que no son para nada caros.
Una muestra de sus productos son el Cava Adernats XC Gran Reserva. Edición premium que commemora los 90 años de la fundación de la bodega. Edición limitadisima y que nos proporciona un cava elegantísimo, profundo, de carbónico muy integrado, lento, cremoso y un acidez perfecta.
El Tempus Vini, un vino jovén pero con ímpetu, que una vez abierto evoluciona rapidamente teniendo un fondo licoroso. Adernats Seducció en blanco y su versión en tinto, Instint. Pero de lo que realmente estoy enamorado es de su Xarel.lo Vermell. Una variedad casi extinta, que se ha ido recuperando y que, junto con 3 o 4 bodegas más, convierten esta variedad ancestral en un vinazo digno de la más alta mención. Con aromas superintensos, maduros a melocotón y con un paso en boca realmente agradable, largo e intenso. Este vino es uno de los mejores que deberiais probar ahora que ya entramos en el verano.
Si podeis, no dejeis de visitar la bodega. Si no podeis ir, comprar alguno de sus vinos, no os decepcionarán y sobre todo, no os quedeis en el simple vino, sino en que detrás de cada bodega hay una historia o muchas historias. Esta es una historia de superación por parte de un pueblo entero, que hace que 100 años más tarde aún siga estando en plena forma y haciendo lo mejor que saben hacer, vino.
SaLud.
