Hemos tenido el enorme privilegio de poder probar unos de los mejores vinos que hay en el mercado actualmente. Pero hasta llegar a este punto debemos remontarnos más allá de los tiempos, cuando el vino era un producto denostado, de baja producción, para consumo propio y cuando las ayudas a la agricultura apoyaban a otros productos en detrimento de la vid. El resultado son unos vinos y una zona a la cual se puso en valor.
Antes de nada, debemos ubicarnos. Porrera. Pueblo del Priorat, 461 habitantes, y a 316 m sobre el nivel del mar. Es aqui donde Lluis Llach y Enric Costa, van fundar al principio de los años 90 la bodega Vall Llach. El origen se remonta a cuando la madre de Lluis Llach, originaria de Porrera, le dejó a su muerte una casa y unas tierras en las que, después de hablar con gente del pueblo y escuchar que cuatro personas, antes desconocidas y ahora auténticos gurús del vino, iban a plantar y explotar viña. Estos «desconocidos» eran René Barbier (Clos Mogador), Josep Lluís Pérez (Mas Martinet) , Alvaro Palacios (Ermita) y Carles Pastrana (Clos de L’Obac). Al proyecto se unió Enric Costa, siendo copropietario de la bodega y comenzando así una muy interesante y provechosa unión. Comenzando así la andadura de dos abstemios en el mundo del vino.
Se marcaron un propósito, hacer vinos de máxima calidad y con rigor, calidad y amor al territorio y han conseguido hacer unos grandes vinos. Comenzaron por «dar valor» a la viña. El precio de la uva era muy barata, pero era insostenible, por lo que aumentaron el precio de compra, dándole un «precio justo» al producto que tenían. Junto con Josep Lluis Pérez, decidieron que debían hacer cambios y que afectaran al agricultor. El precio del kilo de uva estaba en 40 pesetas por kilo y a través de un proceso de concienciación, y de una empresa que ellos mismos crearon, Cims de Porrera, permitía que la cooperativa de Porrera vinificara su vino y así ellos batallar con los precios. Esto en el fondo era una dura batalla, porque había que tirar uva al suelo, y eso para un agricultor es sacrilegio mayor. Pero a menor producción de uva por vid, se aumenta la calidad y esta calidad del mosto final, permitió que se pasaran de las 40 pesestas por kilo de uva hasta las 650 pesestas de kilo por uva. Consiguiendo una producción por cada vid de unos 6kg. aprox. Y es aquí donde comienza la verdadera revolución del Priorat.
A través de la experiencia de Albert Costa, enólogo y propietario del Celler Vall Llach, hemos podido descubrir unos vinos realmente auténticos, diferentes y sobre todo y lo más importante, una historia detrás de toda su elaboración. Con unas pendientes de un 45 y 50%, hay un durísimo trabajo detrás para cultivar esas viñas en laderas de tan difícil acceso, en donde uno no sabe si está labrando o haciendo alpinismo. Y con un cultivo orgánico y ecológico en donde está prohibido el uso de herbicidas buscando una excelente calidad, un punto de maduración óptimo e intentando expresar toda la tipicidad del terrritorio.
Comenzamos la cata con «Aigua de llum». Este vino surge de la idea de Enric Costa de plantar 2000 vides de la variedad Viognier en una de las zonas más agrestes del priorato. 6 años después de su plantación el resultado era excelente de una uva poco común en estas tierras. Este vino está dedicado el poeta Miquel Martí i Pol, debido a su estrecha relación con la bodega y el nombre del vino, viene de su poema «solstici» : «Dies vindá que algú beurà a mans plenes l’aigua de llum que brolli de les pedres d’aquest temps nou que ara esculpim nosaltres».
El 50% de la uva fermenta en desposito de roble francés, y el resto en tinas de acero inoxidable. Después se realiza una fermentación controlada entre 25 y 60 días con battonage diario. Es de color ambarino, con olores a melocotón, sensaciones golosas, miel, y frutos secos. En boca es fresco, voluminoso, y donde vuelven a aparecer las notas que se notaban en nariz, acabando ligeramente amargo. Un vino que solo se realiza cuando las cosechas son optimas. Y cuyo precio de venta en tienda rondan los 40 €.
El siguiente vino es Embruix 2014. Uno vino joven hecho con un coupage de Merlot, Syrah, Garnacha, Cariñena y Cabernet Sauvignon de cepas jovenes entre 6 y 12 años. La relación que tiene la bodega con la luna llena es increíble. Y a la hora de realizar procesos, esta luna tiene una gran influencia. Es por eso que detrás ddel nombre de la botella, aparece en el logo la luna. Y es que el nombre también está relacionado por ese «Embrujo de luna llena». Este vino tien un proceso de fermentación controlada durante 17 días y de bazuqueo diario, pero para la fermentación la bodega o usa ningún tipo de levadura controlada o seleccionada, sino que es fermentación espontánea de las levaduras que hay en el ambiente dentro de la bodega y de las propias levaduras que lleva consigo la uva. Este vino también realiza fermentación maloláctica en un 50%. Es un vino color cereza picota de las que tenemos ahora en verano, con ribetes violáceos, y con una lagrima densa. Este vino en nariz es muy muy interesante. Con olores a maduración de vino reserva pese a ser joven. Mineralidad envuelta en especias como la canela o la vainilla, predominando un «ambiente» de fruta muy madura en el vino incluso con tonos licorosos como si de un mon cherry se tratara. En boca es ligero pero voluminoso, donde los tonos maduros vuelven a aparecer, con cierta astringencia por su juventud. Fruta, algo de balsámicos y tostados. Imprescindible este vino por solo 18 €.
Idus 2014. Este vino tiene el coupage de Cariñena y Garnacha principalmente y luego en mucha menor medida Merlot y Syrah. Para realizar este vino se cuenta con la colaboración inestimable de 20 familias del pueblo que durante los años dificiles mantuvieron el cultivo de la garnacha y la cariñena. Estas viñas «entrañables» son las que forman el espíritu de Idus. Es un vino complejo, maduro, elegante y maduro. En nariz aporta torrefactos, balsámicos, fruta muy madura de sotobosque, chocolate, cacao. Y los tonos propios del Priorat que nos lo confieren la garnacha y esa cariñena potente y enérgica. Que se ve equilibrado por el Merlot y el Syrah. En boca es voluminoso, con una primera impresión de madurez increible, de tanino fuerte propia de la crianza y en donde los frutos rojos, el chocolate, la vainilla vuelven a aparecer, junto con moras y frambuesas. Es maduro en todo su conjunto, es voluminoso, y cállido. Es un vino realmente increíble y cuyo precio lo pone en valor, 39.80 €.
Porrera Vi de Vila 2012. La calificación de Vi de Vila es el máximo que se puede otorgar en Cataluña. Y cuya reglamentación indica que tienen que ser uvas procedentes de parcelas que pertenezcan a la DOQ y dentro de la misma zona de producción o pueblo (vila). Es un vino realizado con uvas Cariñena mayoritariamente en un 80% con fermentación enánforas y Garnacha en un 20% fermentadas en tinas de madera. Como dicen en el «celler», «Son cepas de otros tiempos». El año 2012 concretamente fue un año muy bueno, con ausencia de lluvias y olas de calor. Según la reglamentación de nomenclatura de los vinos, y siendo Porrera una subzona de del Priorat, se decidió poner ese nombre para dar valor al pueblo y ubicarlo en el mapa al más puro estilo francés. Es un vino que al principio en nariz es un poco tímido y le cuesta abrirse, pero poco a poco se observa un vino complejo, diferente. Aparece la fruta madura, las cerezas, las moras, tonos de confitura acompañados de fruta dulce o florales. Y por último tonos de cuero o tabaco. En boca es elegante y señorial. Es un vino maduro, cálido y super equilibrado. Sin apenas astringencia donde vuelven a aparecer las frutas maduras, la licorosidad de la fruta, mentolados, chocolate y café. Con un final largo, persistente, realmente increíble. Es una joya que hay que probar y degustar. Su precio, 43 €, y sí, lo valen.
Finalmente, y como muestra de generosidad increíble, nos trajeron un Magnum Vall Llach 2007. Una edición limitada de 346 botellas, que, firmado ante notario, son botellas para disfrutar con los amigos y no para su venta. Así que , insisto una vez más, muchas gracias por ese detallazo del cual pudimos disfrutar todos los que estuvimos allí. No hay palabras para poder explicar esta joya. Madurez en estado puro, sotobosque, cuero, torrefectos tan armonizados y suaves que cada sorbo es una delicia. Disfrute al máximo en cada aroma. En boca es todo un espectáculo,voluminoso, sedoso, aterciopelado cual pañuelo de seda, pero con potencia, maduro y con tonos golosos y licorosos a la vez. La elegancia se apodera de toda la boca y su paso fino y elegante recuerda a los dandys de otros tiempos. Vino para beber con tiempo, en buena compañia y para disfrutarlo el máximo posible.
Toda una experiencia que pudimos disfrutar gracias a http://www.vallllach.com y a Albert Costa.
SaLud
Se me hace difícil recordar cuando fue la última vez que disfrute de un vino como el Magnum Vall Llach 2007 con el que nos agasajaron.
Sublime !!