Tras esta garnacha (y alguna más), está el proyecto de «Garnachas de España (http://www.garnachasdeespana.com ). Un proyecto que engloba varias garnachas como la salvaje del Moncayo, la garnacha olvidada de Aragón, El Garnacho viejo de la familia Acha, La Garnacha de Hielo y la que nos ocupa hoy, la Garnatxa Fosca de El Priorat.
Este vino es un monovarietal 100% Garnacha de cepas de más de 60 años, cuyos viñedos se encuentra en laderas y terrazas pizarrosas en las montañas del Molar, en la provincia de Tarragona, a una altura de enter 300 y 400 metros. Su nombre proviene de las oscuras pizarras que se hayan por todas partes y que le confieren esa mineralidad propia del priorato y que se ha convertido en una seña de identidad, y a la par, en un tema de controversia para aquellos que reniegan de esta tipicidad.
Este vino es un fórmula 1 de las garnachas. A simple vista, sus tonalidades color burdeos son preciosas, pero es en nariz donde este vino despunta, te asalta y directamente te conquista. Paradójicamente es ese punto de luz en la oscuridad, pese a ser, «Garnatxa Fosca». Es intenso, cálido, con notas minerales, pero con una fuerte intensidad del fruto rojo maduro, como las frambuesas o las grosellas (ahora tan típicas en los gintonics). También podemos encontrar algo de pimienta, pero nos surge un aroma de fondo un tanto dulce, como a higo fresco. Aromas que van evolucionando mientras está abierto y se redondean y suavizan. Su paso en barrica es sutil, con las notas de las especias como el clavo.
En boca este vino es exactamente lo que encontramos en nariz. Un fruto rojo maduro, suave, intenso, elegante, fino, sabroso y duradero. De tanino acomplejado que tarda en salir, su paso en boca es amplio y de post gusto largo. Las notas dulces nos podrían recordar al chocolate, pero es esa sensación envolvente en toda la boca, con ese tanino tan aterciopelado que se entrelaza con los dientes, lo que hace de este vino algo especial, amable, que te pide más a cada sorbo y cuyos 10.95 € no te importará pagar lo más mínimo después de saborear una de las mejores garnachas.
SaLud
