Uno de los descubrimientos que más ha sorprendido este año, es este vino. Pertenece a una cooperativa de integración social que incluye a personas con dificultades trabajando a lo largo de todo el proceso de elaboración de los vinos. La Cooperativa se llama l’Olivera (http://www.olivera.org). Sus inicios son de 1974 y ya llevan 40 años elaborado vinos, porque como ellos mismos dicen «La dimensión social y la economía productiva pueden ir de la mano». Y es que su labor de integración de personas con disminución psíquica o personas en riesgo de exclusión, al igual que el servicio de terapia ocupacional, es una labor incomensurable.
Ubiquemosnos: D.O. Costers del Segre, (http://www.costersdelsegre.es), al lado de Lleida. El pueblo donde está ubicada es Vallbona de las monges. La orden del cister, construyó un monasterio femenino, bajo su premisa de trabajo en el campo y la oración que posteriormente se conoció como «ora et labora», pero que esta frase no está precisamente en la Regla de San Benito. Este monasterio durante siglos revitalizó la zona y la dotó de cierto movimiento de mercancías, pasajeros y peregrinos.
Dentro de la multitud de vinos que elaboran, os voy a comentar el vino Misenyora. Y es que el nombre hace referencia a la antigua abadesa que regía el convento de la orden del Císter que comentaba en el párrafo anterior. Es un vino que es 100% hecho con Macabeu. La vendimia es completamente a mano, fermentando a temperatura controlada entre 15 y 17 grados en barricas de roble amerciano en un 80% y roble francés en un 20%. Este vino también hace fermentación maloláctica para tener una mayor sedosidad en boca y aportarle esas notas que lo hacen más elegante. Y durante 3-4 meses que está en crianza junto a sus propías lías, se realiza battonage semanal para buscarle es volumen y esas notas de pan y brioche. Una cosa curiosa, es que antes de embotellar, se le añade un poco de mosto concentrado para darle una sensación de golosidad y aportándole un toque diferente, y muy original.
La elaboración de este vino es limitado y esta en concreto era de 9730 botellas. Tiene un color amarillo suave, brillante y muy bonito, y en nariz es super intenso, muy aromático, donde aparece el albaricoque y el mango, seguidamente los tonos de brioche, de pan recién hecho, y un ligero toque de madera al fondo. En boca es muy fresco, pero muy voluminoso a la vez. Es huntuoso, y aparece la fruta tropical pero madura, volviendo el albaricoque y el mango. Tiene un pequeño punto de carbónico residual que lo hace mucho más divertido, pero que no desentona para nada con el resto del vino .
Es un vino estupendo, muy diferente, elegante y fresco. Para disfrutar y además colaborar con una buena causa por tan sólo 11,95 €. Y es que la calidad no está reñida para nada con la integración social.
SaLud