«Y con esto entró en el aposento, y todos tras él, y hallaron a don Quijote en el más estraño traje del mundo. Estaba en camisa, la cual no era tan cumplida que por delante le acabase de cubrir los muslos y por detrás tenía seis dedos menos; las piernas eran muy largas y flacas, llenas de vello y nonada limpias; tenía en la cabeza un bonetillo colorado, grasiento, que era del ventero; en el brazo izquierdo tenía revuelta la manta de la cama, con quien tenía ojeriza Sancho, y él se sabía bien el porqué, y en la derecha, desenvainada la espada, con la cual daba cuchilladas a todas partes, diciendo palabras como si verdaderamente estuviera peleando con algún gigante. Y es lo bueno que no tenía los ojos abiertos, porque estaba durmiendo y soñando que estaba en batalla con el gigante: que fue tan intensa la imaginación de la aventura que iba a fenecer, que le hizo soñar que ya había llegado al reino de Micomicón y que ya estaba en la pelea con su enemigo; y había dado tantas cuchilladas en los cueros, creyendo que las daba en el gigante, que todo el aposento estaba lleno de vino».
En el 400 aniversario de la muerte de Cervantes, y en el día del Libro, queremos hacer desde aqui nuestro pequeño homenaje y ya puestos matar varios pájaros de un tiro. En este fragmento, nuestro querido personaje, Alonso Quijano, se enfrenta en el más puro estado de los sueños a unos temibles enemigos, que no son nada más y nada menos que cueros llenos de vino. Los cuales raja y derrama por todas partes.
Nuestra intención no es más que derramarlo, pero en nuestro interior, este magnífico vino que hace honor al personaje inventado por Cervantes. Este vino pertenece al Pago Casa del Blanco (http://www.pagocasadelblanco.com). Una bodega ubicada en Manzanares, Ciudad Real y cuya altísima calidad le han llevado hasta alcanzar la calidad de Pago. Esta clasificación viene dada por la singularidad de los vinos elaborados, procedentes de suelos y enclaves diferenciados que hacen que los vinos sean totalmente diferentes.
Su plantación se encuentra en suelo calizo franco arenoso, con un ph básico y con la peculiridad de tener la concentración de iones de litio más alta. Realiza fermentación alcohólica durante 9 dias a 25 grados y tiene una crianza de 12 meses en roble americano y francés. Toda su elaboración es sometida a un control exhaustivo de calidad para que este vino sea un vino diferente. Y ya lo es comenzando por la uva, petit verdot.
Una uva «rara», la más exótica de Burdeos, y que necesita muchas horas de sol para conseguir una perfecta maduración. En este vino se ha conseguido elaborar una exquisitez con esta uva. Es un vino de un color intenso, oscuro, con ribetes color teja. Pero no es un color lo que nos sorprende, sino ese olor tan diferente, peculiar, interesante. Muy muy intenso y potente, tiene olores a violetas, a cacao y chocolate en exceso, a campo, a frescor, a torrefactos ligeros y balsámicos limpios. Es un olor rústico, pero que te emvuelve. Y conforme está más rato abierto, más maduros se hacen estos olores.
En boca es suavemente dulce, de paso ligero pero muy estructurado. Suave, armonioso pero de acidez tranquila. Ligeramente tánico, dejándote la boca rapídamente seca. Pero vuelven a aparecer el chocolate, las frutas negras como las moras, las grosellas y la frambuesas. Dejando un post gusto largo, que recuerda al dejado por los higos. Su sequedad se hace más patente, con un tanino ligero que se agarra a los dientes, pero que no molesta en ningún momento.
Un vino que no os dejará indiferentes y que os encantará por 12.95 la botella y que para nada os arrepentiréis. Un descubrimiento absoluto y es que en este caso, no es que veamos gigantes donde hay molinos, sino que…. » La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear; porque ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta o pocos más desaforados gigantes..» no mi señor, es vino !
SaLud.