La enfermedad del siglo XXI,Stress!

Mucho se ha hablado sobre el stress, pero, ¿en qué nos afecta el stress al gusto o al olfato??. Para llegar a este tema tan interesante, comencemos por lo primero, ¿de donde viene el stress?.

El stress proviene de la época primigenia, de cuando nuestros antepasados del paleolítico, al percibir una amenaza, eran capaces de desarrollar una respuesta ante este estimulo. Normalmente esta amenaza solía ser miedo. El centro de control del miedo se encuentra en la amígdala, quien envía un mensaje al centro de control, el hipotálamo, que a su vez envía un mensaje a las glándulas suprarenales para que bombeen hormonas del stress al torrente sanguíneo.

Este bombeo produce que el corazón lata más rápido, bombeando oxígeno a todos los músculos y consiguiendo que el cerebro también se oxigene, y de esta forma agudizar los sentidos. A los primigenios les valía para enfrentarse a la amenaza o salir corriendo, pero en el siglo XXI, ya no es tan sencillo, porque el estress nos los produce nuestra rutina diaria, nuestro trabajo, nuestro jefe y contra esto es más difícil actuar.

Una consecuencia de que el cuerpo esté bombardeado por hormonas de stress, es que la parte racional del cerebro queda completamente secuestrada por la parta emocional, de ahí los bloqueos y la incapacidad de poder realizar ciertas funciones. Pero para superar esto , existe una técnica bastante sencilla que consiste en controlar los niveles de Norepinefrina. La Norepinefrina se genera en la parte del cerebro llamada Locus coeruleus, que es susceptible a la cantidad de c02 que existe en sangre. Por lo que controlando la respiración y si además adoptamos una posición erguida para que el cerebro se oxigene mejor, conseguiremos aprovechar las hormonas del stress para un mejor rendimiento, en lugar de conseguir que nos bloqueen.

Si el stress agudo no se regula y continúa de forma permanente, se convertirá en stress crónico y esto sí que es un gran problema. Y tiene nombre propio, Cortisol. El stress crónico produce que el cuerpo esté completamente bombardeado por la hormona del stress cortisol que afecta a los niveles de azúcar en sangre. Esto produce que el sistema inmunológico se debilite, aumente la presión arterial pudiendo derivar en una dolencia cardíaca, y también en problemas de ansiedad y depresión.  ¿Quién no le ha pasado que cuando llega el día de descanso, se encuentra derrotado?. ¿quien no ha dicho la frase de no puedo parar de trabajar porque cuando paro me pongo malo?. Eso es una señal inequívoca de que estamos sometidos a niveles de stress realmente grandes, llegando a estar al borde del crónico.

Cuando estamos en esta situación, nuestro organismo nos pide que asaltemos la nevera para darnos algún capricho que por lo general, suelen ser grasos y generalmente dulces. Y es que en estados de ansiedad o depresión, el dulce es lo que nos reconforta, pero es aquí donde el stress nos afecta a la manera en la que percibimos el sabor u olor de los alimentos. Y es que el gusto se modifica por nuestras emociones.

El stress resta dulzor a la comida, en una prueba realizada con xuxos de crema de limón, las personas más contentas notaban más el dulce, pero las más desanimadas, notaban más el limón. A mayor cantidad de stress, mayor cantidad de dulce a ingerir para notar el dulzor de las cosas, mientras que en estados de desánimo, predomina la acidez. El dulzor busca el placer y queremos una sensación mucho más positiva que nos la produzca. De ahí que cuando estamos stressados, no nos sepan las cosas igual nos huelan igual. Cuando estamos ansiosos y llegamos a casa después de una dura jornada de trabajo o de un día malo, y abrimos un vino, hay veces que decimos «el vino no está bueno», ó «no sabe como la otra vez», o cosas parecidas. Y en realidad es que estamos influenciados bajo los aspectos del stress.

Para todo esto, un par de consejos. Primero, cuando uno se encuentra «depre», en lugar de atiborrarnos de dulces, intentemos comer frutos secos para ayudar a estabilizar los niveles de azúcar en sangre; reduzcamos la cantidad de café para no aumentar la frecuencia cardíaca, mejor un té verde que es un aminoácido. No olvidarnos de desayunar, pero no caigamos en la trampa de esos desayunos hipercalóricos e hiperdulces, fruta y comida sana, a poder ser con gran cantidad de vitamina c. Y beber mucha agua para hidratarse. Si queremos, y siempre bajo la estricta supervisión de un dietísta, podremos hacer dieta. Y siempre siempre siempre, haced ejercicio que sueltan endorfínas que contrarestan el cortisol.

Esto es un ejemplo de como el stress nos afecta en nuestro día a día, de como un alimento o un vino por ejemplo pueden se percibidos de manera diferente debido a nuestro estado de ánimo. Y es por eso que, si se quiere disfrutar de una buena compañía, de una buena comida o de bebida, lo importante es estar relajados, disfrutando del momento y sabiendo que en ese momento, toca disfrutar.

SaLud.

 

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